En lo que va del 2024, la captura disminuyó en un 70% en comparación con el 2023.
En los últimos años, las flotas industriales calamareras de aguas distantes han incrementado su presencia en el Pacífico Sur, principalmente compuestas por embarcaciones con bandera china.
Según un informe de la FAO de 2023, estas flotas son responsables del 40% de los desembarques de calamar gigante, conocido en Perú como pota, lo que ha despertado preocupación entre pescadores locales y autoridades debido a las prácticas que, en muchas ocasiones, rozan la ilegalidad.
Estas embarcaciones han pasado de ser 21 en el año 2001 a casi 700 en 2021, reflejando un crecimiento alarmante, según datos de la Organización Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur (OROPPS), responsable de establecer medidas de conservación y gestión de pesquerías en aguas internacionales del Pacífico Sur.
El aumento de la actividad pesquera china ha puesto en riesgo los recursos pesqueros de Perú, un país que posee uno de los mares más ricos del mundo. Las medidas implementadas por el gobierno peruano, como el Decreto Supremo N.º 016-2016-PRODUCE, que buscaba establecer un control más riguroso a las flotas extranjeras mediante el uso de un sistema de seguimiento satelital (SISESAT), no han sido efectivas.
Las excepciones incluidas en la normativa permitieron que las embarcaciones pesqueras evadan el control y realicen actividades dentro del mar peruano sin ser detectadas, apagando sus dispositivos de rastreo, lo que ha permitido, en múltiples ocasiones, la pesca ilegal dentro de las 200 millas marítimas del país.
En los últimos años, la flota pesquera china ha encontrado en Perú una base estratégica para sus operaciones logísticas. La cercanía a las zonas de pesca y la existencia de infraestructura portuaria con capacidad para realizar trasbordos, abastecer insumos y llevar a cabo el mantenimiento de sus barcos, han convertido a los puertos peruanos en un destino ideal para esta flota.